Si hay algo que caracteriza al gobernador Alfredo Cornejo es su obsesión por tener todo bajo control. Y todo lo contrario pasa en el área más caliente del gobierno provincial: el Ministerio de Seguridad, del cual depende la Policía de Mendoza.
Durante los últimos días, se han producido un par de hechos que han dejado muy mal parado al ministro Gianni Venier, quien ya venía golpeado después del escándalo de las declaraciones juradas, cuando afirmó tener un auto Mercedes Benz valuado en un peso.
El primero de los hecho tiene que ver con Yaquelina Vargas, más conocida como la Yaqui, líder narco mendocina que hace un mes fue condenada por la Justicia federal por tráfico de estupefacientes y lavado de dinero, junto a varios familiares quienes a su vez nutrían su banda.
Cuando la delincuente fue detenida en el 2014, la flota de automóviles que utilizaba para movilizarse, fue secuestrada y puesta a disposición del Estado para ser utilizada una vez condenada, si es que eso pasaba.
Pasó, pero la sorpresa fue grande cuando se conoció por una publicación del diario El Sol que buena parte de los vehículos habían sido saqueados e incluso un par directamente no estaban en la playa oficial de San Agustín.
Según un informe de la Justicia provincial, de los 19 autos de la banda de la Yaqui 11 no se encuentran, cinco están en pésimo estado por el robo de sus partes, dos estarían en condiciones de ser utilizados por las fuerzas de seguridad y sólo uno fue entregado a alguna dependencia del Gobierno, aunque no se precisa a cual.
El caso derivó en una crisis en el Ministerio de Seguridad, la denuncia de los responsables de la playa de San Agustín a la Justicia penal y una investigación de la Inspección General de Seguridad sobre los uniformados responsables. Además, el peronismo adelantó que realizará “varios pedidos de informes” sobre el destino de los autos de la Yaqui.
La publicación de la noticia generó mucho malestar en la cúpula de Seguridad y también del Gobierno, más precisamente en el propio Alfredo Cornejo, a quien le desagrada mucho enterarse de desaguisados de su gestión por los medios.
La inseguridad sigue siendo uno de los problemas centrales de Mendoza y Cornejo intentó dejar atrás el escándalo lanzando un operativo de saturación de policías en el siempre picante municipio de Las Heras.
Pero el panorama se complicó aún más cuando este martes se conoció que el Ministerio de Seguridad ascendió a jefe de la Departamental Capital de la Policía de Mendoza a un comisario –Marcelo Esquivel– que no puede usar ni arma ni uniforme por estar involucrado en una denuncia por violencia de género.
Cornejo, ofuscado, ordenó a Venier avanzar con la separación de cuatro comisarios generales que respondían a la gestión anterior, más precisamente al ex vicegobernador Carlos Ciurca, y realizarles denuncias penales por diversos desmanejos.
Así, el gobernador mendocino intentó fugar para delante en una cartera que es de las más calientes, y que por el momento no ha podido controlar como a él le gusta. Mientras, no da el brazo a torcer Cornejo y mandó –al menos por ahora– al jefe de la Policía, Roberto Munives, y al ministro Venier a bancar al comisario que no puede portar armas.
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